14 Jun
14Jun

El siglo XVIII introdujo importantes cambios en el ejercicio de la odontología, impulsados por el descubrimiento científico del siglo anterior.

La odontología se convierte en una disciplina independiente, luego de grandes avances llevados durante el siglo pasado y el aporte de importantes generaciones de profesionales.

Hasta el siglo de la Ilustración no se produce un cisma real entre médicos y estomatólogos. Estos fueron prioritariamente los profesionales del arte quirúrgico que atendieron las necesidades bucales y fueron formados para ello en universidades y hospitales clínicos universitarios. Los barberos, boticarios y sangradores pasan a un segundo plano al prohibirles ejercer la práctica quirúrgica, y la disciplina dental comienza a constituirse como una ciencia independiente.

Esta situación histórica es fundamental para comprender todos los cambios que se producen durante el siglo XVIII en la odontología europea y americana, y la repercusión sobre la circulación sanguínea a través del sistema vascular.


En Francia, el dentista había surgido como título especializado de la mano de Pierre Fauchard (1678-1761). Este médico estomatólogo se encargó de unificar y ordenar los conocimientos sobre odontología en Occidente, completándolos como por ejemplo con el tratamiento para la caries dental, tratamientos protésicos parciales y totales, de dientes cuando se consiguió un reconocimiento público de la odontología, odontología moderna, prevención y periodoncia.

Traité des Dents”. Primero que todo, esta obra llama la atención por romper con la costumbre de los profesionales de la época de guardar sus conocimientos y habilidades; en este caso Fauchard hizo públicos sus métodos aun a riesgo de su propio beneficio.


Seguidores de Fauchard en Francia y Alemania

Fauchard considerado el padre de Journals, estableció el principio ético de compartir los conocimientos o secretos que combaten los problemas dentarios, para que pueden ser evaluados por otras personas y para que sean aprovechadas por otros. Por lo que lo llevo a publicar sus experiencias, esto fue ejemplo para otros cirujanos dentales los cuales también empezaron a publicar sus conocimientos y técnicas.

Robert Bunon (1702-1748), cirujano dental francés, escribió una serie de artículo los cuales desafiaban algunas creencias que había en ese tiempo. Desafío la creencia la cual decía “no debían extraerse los caninos maxilares debido a que podían dañar los ojos”. También rechazo la idea que decía “las mujeres embarazadas no debían tener asistencia odontológica”, insistió en que ese periodo de la mujer es cuando más lo necesitaban.

Claude Mounton (fallecido en 1786), dentista real, fue otro de los seguidores de Fouchard. Mounton público en 1746 su libro “Essay d’ odontotechnie”, primer libro en tratar sobre la “odontología mecánica” (técnica protesicodental). Invento una corona de oro para ser alojada en el conducto de la raíz. Describió por primeras vez fundas de oro para coronas, que usaba para prevenir el deterioro de molares en mal estado. Para hacer de estas coronas más cómodas recomendó el esmaltado de su superficie labial del color natural de los dientes.

Ettienne Bourdett (1722-1789), dentista real que sucedió a Mounton, también contribuyo con sus conocimientos. Describió la periodontoclasia severa y su tratamiento (gingivectomía), aconsejo la extracción del primer premolar para aliviar el apiñamiento de la boca y describió como poner en su sitio los dientes mal alineados atándolos con hilos a una tablilla de marfil (fig. 1).

Uno de sus inventos más importantes fue la creación de una base de prótesis de oro con pequeños orificios parecidos a los alveolos de los dientes. En estos alveolos proyectados hacia arriba había clavos los cuales se sujetaban dientes  cortados ligeramente por debajo del cuello (Bourdett en los muelles ocupo oro debido a que este material no se oxida). A mediados del siglo XVIII Bourdett describió un nuevo instrumento para extraer dientes la “llave” la cual se hizo muy popular, este instrumento tenía la ventaja de removerle la punta con el fin de que la punta que se le va poner sea compatible con el diente que se va a sacar, este instrumento dejo de lado al antiguo gatillo. 

John Hunter 

John Hunter (1728-1793), cirujano renombrado del siglo XVIII, estudio la práctica de la odontología, haciendo énfasis en los dientes como su principal prioridad y objeto de estudio de su primera publicación importante. 

Hunter fue el menor de 10 hermanos, nació cerca de Glasgow, escocia. Debido a la muerte de su padre solo pudo acceder a una educación rudimentaria. Su hermano William en cambio pudo ir a Londres y alcanzar una gran fama de distinguido anatomista tocólogo y creo una renombrada escuela de anatomía para cirujanos. A los veinte años John fue a Londres a trabajar y a estudiar con su hermano. Trabajo en el hospital de Londres, observando la práctica quirúrgica, con el tiempo se convirtió en el discípulo del conocido cirujano Percival Pott.En 1768 se le concedio el diploma de miembro de la surgeons’ company. Hunter se había hecho amigo de varios dentistas Reconocidos de ese tiempo. John observo como tratan estos hombres a sus pacientes, después trabajando con cadáveres que le suministraban los “resurreccionistas”, hizo un estudio detallado de la boca y maxilares haciendo de este una publicación, en 1771, el más importante, the natural history of the human teetb: explaining their structure, use, formation, growth and diseases (La historia natural de los dientes humanos: explicando su estructura, el uso, formación, el crecimiento y las enfermedades). El libro fue todo un éxito y recibió gran acogida tiempo después fue traducido a varios idiomas. El libro  hecho por Junter es importante por sus láminas que son de una gran precisión y porque la mayor part , a pese de sus exposiciones sobre anatomía dental siguen válidas hoy en día. Su compresión del crecimiento y desarrollo de los maxilares y su relación con los músculos era perfecto. Hizo contribuciones a la nomenclatura científica, acuñando algunos términos como incisivos, cúspides y bicúspides. Acertó al aconsejar la extracción de los dientes caducos para permitir la erupción de los dientes permanentes, pero también algunos de sus pensamientos fueron erróneos, como cuando había que sacrificar el primer molar permanente para tener suficiente espacio en la mandíbula para todos los dientes .Mantuvo que los dientes no crecen durante toda la vida, explicando que un diente que sobresale parece crecer solo porque le falta su antagonista. En 1778 Hunter publicó su segundo libro importante, a practical treatise on the diseases of the teeth (Un tratado práctico de las enfermedades de los dientes) aunque fue menos importante que su primera publicación sobre todo porque no está basado en su experiencia personal. Los procedimientos tratados en este libro son superficiales sin duda porque él no los practicó ni los vio practicar. Hay mucho bien hecho en su trabajo, Hunter nos ofrece una excelente imagen clínica de los varios estados de la inflamación de un diente afectado y de la decadencia de los dientes apretados de putrefacción, a pesar de creer erróneamente que las caries se pueden desarrollar del diente hacia fuera. 

Odontología protésica 

Trasplante dental 

Desde los principios de los tiempo, al caerse un diente había que sustituirlo por un diente ya sea de animales, como el marfil o hueso, o bien extrayendo piezas de una persona muerta.

Los primeros generalmente eran insatisfactorios pues absorbían olores y se descoloraban. En cuento a los dientes humanos, estos eran escasos y caros, y la mayor parte de la gente y la mayor parte de la gente sentían repugnancia natural al ponerse un diente de un cadáver en la boca. En el siglo XVIII John Hunter argumento sobre las ventajas de trasplantar los dientes de un humano vivo directamente al maxilar de otro humano ( a lo que se opuso berdmore , en favor de su reputación ), y su gran prestigio hizo que se aceptara este dudoso proceder más de lo conveniente. Era tan entusiasta de su idea que implanto un diente humano cuya raíz no se había desarrollado completamente aún en la cresa de un gallo vivo; así vio crecer dentro del canal pulpar del diente el flujo de vasos sanguíneos y al diente mismo enraizarse  con firmeza en la cresta .Esto llevo a recomendar que el diente humano “scion” (como llamo al diente implantado) fuera de una persona joven, e hizo lo que hoy nos parece una recomendación inconsciente : que el dentista tuviera varios donantes esperando cuando trasplantara un diente ; si el primero no se ajustaba al agujero , debía extraerse otro de otra persona , y así sucesivamente hasta alcanzar un buen ajuste . Es sorprendente  que le padre de la cirugía moderna, cuyo considerable conocimiento se basaba en la investigación científica y la experiencia práctica. Aconsejara procedimientos tan dudosos.

Con el tiempo estos trasplantes cayeron en desuso (aunque persistieron durante el siglo XIX )tras la divulgación de los repetidos fracasos , el reconocimiento del riesgo de transmisión de enfermedades , especialmente la sífilis , debida a los satíricos del momento , sobre todo Rowlandson , que ridiculizo la práctica y la aparición de los dientes minerales o de porcelana .

Bibliografia:-

https://sites.google.com/site/introfelipebarra/d/6-2-odontologia-en-el-siglo-xviii-en-europa 


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