14 Jun
14Jun

Odontología en Europa occidental del siglo V – XII

Con la caída del imperio romano, el mundo occidental poco a poco se hundió en ignorancia, superstición, pasividad intelectual y para colmo las tribus bárbaras germánicas devastaron grandes territorios, destruyendo vidas, arte, tesoros culturales y el comercio.

La gente vio en la agricultura el único medio de supervivencia, los pueblos se pusieron bajo la protección de la Iglesia y bajo su dirección, el conocimiento de los antiguos escritores clásicos y escritos bizantinos fueron compilados, traducidos y parafraseados.

El progreso de la medicina se paralizó casi totalmente y todas las ciencias desaparecieron a medida que las escuelas seguían los dogmas religiosos. Hacia el siglo VI el pensamiento llegó la medicina monástica la cual rechazaba aceptar que el hombre esté gobernado por leyes naturales y este sujeto a los poderes de la naturaleza que lo rodea, y negándose a admitir su impotencia frente a las calamidades, la iglesia persiguió a los que deseaban establecer concepciones racionales del proceso natural.

Isidoro de Sevilla (570 – 636) fue obispo y a su vez fue considerado como en hombre más culto de su época, compiló una enciclopedia llamada Etimologías, la cual trata sobre los orígenes de las palabras, cuyo IV libro contiene muchas derivaciones falsas y forzadas de términos médicos.

  • Describió la dentición usando el término de preacisores (cortadores interiores) para los incisivos, ya que este había sido el término usado por San Agustín.
  • Repitió el error de Aristóteles de que los hombres tienen 32 dientes y las mujeres solo 30 dientes.
  • Erróneamente proclamó que las encías eran las encargadas de generar las piezas dentales.

En Inglaterra, Beda El Venerable (673 – 735) escribió una historia eclesiástica en la que incluye observaciones sobre el tratamiento médico común en esas fechas. Menciona remedios para el dolor de muelas, por lo general mezclas de diversas drogas y recomienda dejar de sangrar una vena debajo de la lengua para curar el dolor de muelas.

Vindiciano (obispo), con sus escritos del siglo VII:

  • Reiteró la doctrina hipocrática de que el dolor de muelas se origina de la cabeza, y desciende después hacia los dientes, acabando en sus raíces.
  • Repitió numerosas curas, entre ellas la de raíz de beleño, espárragos cocidos con vinagre, parietaria, y la savia de hidra instilada en los oídos, la mayor parte de remedios de este periodo eran mezclas de hierbas, raíces y otras partes de plantas, por ende, los libros de botánica, que enumeraban las plantas con poderes curativos y las instrucciones para su uso, preparación y administración se convirtieron los principales libros médicos.


También tenían una gran atención los cirujanos ambulantes y charlatanes, debido a que ofrecían curaciones milagrosas a través de reliquias sagradas y las oraciones en busca de la santa intercesión y al exorcismo de los malos espíritus causantes de la enfermedad.

El papa Gregorio II aconsejara plegarias para soportar el dolor, en lugar de sumisión al cuchillo (en vez de realizar una pequeña cirugía).  Se evitaban hasta las extracciones de dientes, salvo como último recurso siempre y cuando el diente estaba medio suelto.

 Un escritor anónimo del siglo VII menciona a un paciente que murió después de serle extraída una muela, porque junto con la muela se le había arrancado su “conexión” con el cerebro y el pulmón.

Santa Hildegarda (1099 – 1179), abadesa de Bingen (Alemania) escribió un libro llamado Physica donde habla sobre los poderes curativos de las plantas, carnes y minerales.

  • Su información sobre los dientes era aristotélica, ya que achacaba el dolor de muelas a la presencia de sangre podrida en las arterias.
  • Menciona el gusano y el humo de aloe y mirra quemados para expulsarlo.
  • Creía también en sencillas medidas preventivas, sosteniendo que el gusano dental florecía si la boca no se había aclarado con agua fresca y pura. Esto recomendaba hacerlo cada mañana después de levantarse y varias veces más tarde a lo largo del día para preservar la salud de los dientes. Sin embargo, su única referencia a la cirugía bucal consiste en perforar un absceso de una encía para facilitar el drenaje de pus.
  • Enumera listas de remedios para el dolor de muelas, entre ellos los enjuagues de mezclas cocidas y calientes de plantas como de hierba mora o ajenjo.
  • Para los dientes sueltos recomendaba cataplasmas de distintas mezclas aplicadas a la mandíbula y polvos de sal quemada y hueso pulverizado

No liberados todavía de la característica ignorancia y superstición de la Alta Edad Media, los doctores occidentales dependían aún de la medicina popular y especialmente de los remedios botánicos.

¨La Mandrágora officinalis¨

  • Su raíz tenía gran similitud con el cuerpo humano, lo que produjo que sea altamente valorada, como planta curativa y se le atribuyo muchos atributos mágicos.
  • Era empleada como narcótico
  • Empleada como narcótico, era recomendada en el siglo I por Celso que la hirvió usando el líquido para tratar el dolor dentario; y su importancia en la farmacopea creció aún más durante la Edad Media.

Se creía, además, que al ser arrancada emitía un grito horrible capaz de matar a cualquier humano que se encontrase cerca. Un manuscrito de la Baja Edad Media menciona determinados pasos para la cosecha de esta planta:

  • “El hombre no debe arrancar su raíz pues pondría en peligro su vida¨
  • ¨La parte alta de la planta se ata a un perro negro y se guía al animal hasta que la mandrágora queda fuera de la tierra. ¨

Tratamientos de dolencias dentales:

  • La idea de que el licor dejaba después de ser hervido, pequeñas ranas verdes que aflojaban los dientes y provocaban su caída
  • El ajo aplastado y puesto en la uña del dedo pulgar de la mano del mismo lado del dolor dentario
  • El jugo de parietaria, hiedra, achicoria y pétalos de rosa instilado en el oído y fosa nasal del lado del diente dolorido, para aliviar su dolor
  • Para mejores tratamientos odontológicos practicaron la cauterización con agujas calientes, introducían la aguja en uno de los varios sitios del cuerpo que creían estar directamente conectados con el diente dolorido.
  • En cuanto para el mítico gusano dental, que era considerado como el culpable del dolor dental. Sobre el diente dolorido se aplicaban soluciones líquidas muy elaboradas en forma de gota para aniquilar al gusano, aplicaban ácidos duros, como el aguafuerte, protegiendo cuidadosamente el resto de la boca de posibles quemaduras.



Bibliografía:

Edad Media Alta: Europa occidental del siglo V – XII, pagina 58. Historia de la Odontología Ilustrada. Malvin E. Ring, Mosby/Doyma Libros.

Edad Media Alta: Europa occidental del siglo V – XII, Historia de la Odontología Ilustrada. Malvin E. Ring, Mosby/Doyma Libros. Colaboración del Museo de Odontología de la BUAP.























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