En el renacimiento se dio un interés en la perfección física y corporal humana trayendo como resultado el auge en los campos de la ciencia, como fue el caso de la anatomía, la cirugía y la anatomía patológica. Fue una época en la que también se empieza a notar una sensible separación de la cirugía oral y la general.
El desnudo era considerado como algo indigno y pecaminoso adquirió un sitio de honor y privilegio en la obra de los grandes artistas. Pintores y escultores realizan estudios de disección y observación para conocer mejor la perfección de la figura humana y representarla fielmente en sus magistrales obras.
El primer texto referido a la odontología en el renacimiento fuel de Francisco Martínez de Castrillo “Coloquio breve y compendioso sobre la materia de la dentadura y maravillosa obra de la boca”
En la mayor parte de Europa se mantuvo la separación entre los médicos y los cirujanos. Los cirujanos tenían una formación artesanal, mientras que los médicos tuvieron formación universitaria y titulación.
En las universidades como Papua y Bolonia ya se difundía la cirugía desarrollándose especialmente en las técnicas de disección y autopsias las cuales eran realizadas en anfiteatros, se estudiaba las operaciones manuales para restablecer la salud. En la instrucción quirúrgica los estudiantes aprendían a hacer incisiones, preparar y administrar medicamentos, manejar fracturas y luxaciones y aplicación de las técnicas de vendajes, manejo de heridas y úlceras.
Durante este periodo de ciencias anatómicas, se destacaron varios nombres:
Las aportaciones de Daza corresponden a los más variados campos quirúrgicos. Ideó, por ejemplo, una técnica para el tratamiento operatorio de los aneurismas, ligando el vaso por encima del saco e incidiéndolo después, y otra para la amputación, con desplazamiento del colgajo cutáneo sobre el muñón. También son muy notables los estudios que dedica a los tumores malignos y a la trepanación craneal. No obstante, destaca por su particular riqueza y su exposición de las heridas, tema sobre el que había acumulado una experiencia excepcional durante sus años de cirujano militar.
Estudió profusamente sobre el mal de la época, la sífilis. Sus estudios quedaron recogidos en dos obras escritas por él mismo, que llevan por título Practica in arte chirurgica copiosa, publicada en la ciudad del Tíber en 1514, que fue ampliamente difundida y editada durante los dos siglos siguientes, y Practica in arte chirurgica compendiosa.
Los escritos de Hidalgo reunidos en el Thesoro se ocupan, además, de las cuestiones habituales en la literatura quirúrgica de la época. Aparecen los obligados estudios sobre heridas, úlceras y "apostemas" o tumoraciones, así como sobre fracturas y dislocaciones. Defiende una actitud moderada en el empleo de purgas y sangrías, e incluye un repertorio de medicamentos o "antidotario" y capítulos o breves tratados acerca de la peste, el "tabadillo", la "modorra" y la sífilis. Mención aparte merecen los textos anatómicos, en especial la Anatome del cuerpo humano y el estudio monográfico De la historia del ojo.
“yo los cuido y Dios los cura”
BIBLIOGRAFÍA:
Departamento de Cirugía de la Universidad de Alcalá. (s.f.). Obtenido de http://cirugia.uah.es/ambrosio_biogra.html
Dr. Andrés Romero-y Huesca, D. J.-B.-L. (2005). La cátedra de Cirugía y Anatomía en el Renacimiento. redigraphic, 151-158. Obtenido de: https://www.medigraphic.com/pdfs/circir/cc-2005/cc052o.pdf